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sábado, 18 de mayo de 2013

LA CASA DE BERNARDA ALBA

El director, Manuel de J. Gallego, dirigiendo el último ensayo



El Teatro Imperial, lleno a rebosar, atento a la función
Poncia y la criada, inician un duelo interpretativo, a través de sus gestos y sus diálogos

La escena, se llena de duelo, las mujeres vuelven del entierro

Ayer viernes 17 de mayo, organizado por el Instituto “Donoso Cortés”, patrocinado por el Ayuntamiento, y con la dirección de Manuel de J. Gallego Cidoncha; se estreno en el Teatro Imperial de Don Benito, la obra dramática de Federico García Lorca; La Casa de Bernarda Alba. Interpretada magistralmente, por un grupo novel de teatro, que agiganta aun más si cave, la correcta y digna representación. Un decorado creíble,  un vestuario perfecto, una iluminación adecuada y los efectos de sonido, crearon un ambiente, muy realista y creíble, del drama representado en la obra. Al excesivamente popular precio de 3 euros, la recaudación fue a beneficio de Cáritas Don Benito.

Bernarda, enlutada recibe el pésame, en su casa
Las vecinas se despiden de Bernarda, el ambiente de luto, autentico y logrado

Poncia, intenta poner un poco de humanidad, en el funcionamiento de la casa
 
Las hijas más jovenes, sufren en silencio, las rigidas imposiciones de Bernarda

Bernarda, impone sus decisiones con brutal agresividad

 
Adela y Martirio, discuten, enamoradas las dos del prometido de la hermana mayor

Lorca, nos relata en esta obra, que es como un fresco de la sociedad española del primer tercio del pasado siglo XX, el drama de una recientísima viuda,- acaba de enterrar al marido- para sacar adelante una casa con cinco hijas solteras. La asfixia farisaica de una sociedad cerrada y cruel, que por el que dirán del luto, encierra, casi entierra, en vida a las hijas, en edad de merecer. Se hace latente el enfrentamiento, por mantener el principio de autoridad de la madre, Bernarda, con sus hijas, que reclaman su derecho a la libertad y a vivir su vida.

Adela, se pone el vestido verde, se revela contra el luto, y pasea como gata en celo, por los rincones de la casa
Se impone la rutina del luto, hay que bordarse el ajuar...para que, se preguntan las más jovenes

Hasta la abuela encerrada, se rebela contra la tiranía de su hija Bernarda

El luto y el silencio, lo envuelve todo, hasta las comidas, son pura rutina

La llegada de los jovenes segadores al pueblo, despierta en las jovenes las ganas de vivir

Adela se enfrenta a su madre, no aguanta más aquella "carcel"

Magistral la interpretación que hace Plácida Hurtado, del personaje de Bernarda, teniendo la replica interpretativa en el personaje de Poncia, con unos diálogos, que echan chispas por su fuerte carácter.

 
Bernarda, se queda sola, manteniendo el principio de autoridad y dominación sobre sus hijas


Poncia y la criada, intentan poner un poco de amor y vida, entre Bernarda y sus hijas

Duelo interpretativo, Poncia alerta a Bernarda, que el drama se esta mascando

La tragedía se precipita, Adela no puede más, y se quita la vida.


Bernarda, despues de la tragedía, tapa la realidad, y proclama, que su hija, ha muerto virgen,

Todo el elenco saluda al respetable, en medio de una cerrada obación

 
La tragedia se masca en el transcurrir de la obra y los personajes femeninos, las mujeres, se revelan y no se conforman a vivir enterradas en vida sin los hombres. Todo un éxito interpretativo y de público, que se repitió el sábado 19, todo a beneficio de Cáritas Don Benito, que esta atendiendo alimentariamente semanalmente, a más de 1.200 habitantes, de esta hermosa ciudad. A eso en Roman Paladino, que diria Julio Anguita, se le llama "Predicar y dar Trigo".
 

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